"En muchas ocasiones uno no es consciente de las decisiones
que toma ni del impacto que estas tendrán en su vida. En mi caso no me planteé
seriamente el hecho de que me iba a un país completamente diferente con una
cultura drásticamente distinta a la mía hasta que me encontré cruzando el
Atlántico en un avión rumbo al que sería mi nuevo hogar por cerca de un año.
Las primeras semanas fueron duras, muy duras, no es fácil
aparecer en un lugar completamente desconocido para ti sin ningún amigo ni
ninguna referencia que tomar; pero conseguí resistir y sobreponerme.
El concepto de dar mayor importancia a la cena que a la
comida, o la rutina de dos descansos y cinco horas del Instituto resultaron un
cambio tremendo para mi. Asimismo, el escuchar que las temperaturas descienden
por debajo de los diez grados bajo cero y la nieve puede alcanzar más de medio
metro de espesor y mantenerse durante meses ha conseguido plantearme el
invierno desde una perspectiva bastante sombría.
Pero afortunadamente
las cosas positivas superan con creces a las negativas. La gente es muy
agradable y abierta, siendo educados y simpáticos a la hora de relacionarse con
nuevas personas. Las clubed, equipos de deportes y bailes organizados por el
instituto resultan excelentes oportunidades para estrechar lazos con nuevos
amigos y pasar buenos ratos.
En definitiva creo que este año resultará una experiencia
única e inolvidable que marcará un antes y un después en mi vida."
Reportero: César Ramos, desde Canadá
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